divendres, 9 de setembre del 2011

Reflexionar es gratis

A veces es muy bueno hacer una pausa en la vida, un kit kat, mirar hacia atrás y valorar lo sucedido, las actuaciones de uno mismo y ver si se han ido cumpliendo los objetivos.

Eso, precisamente es una de las cosas que he podido hacer estos días estando de vacaciones. Mirar hacia atrás y valorar lo sucedido en mi vida en los últimos años y en especial en este último. Esto me sirve sobre todo para ir viendo mi vida un poco desde fuera y como si de una serie se tratara, ver lo que me gusta y lo que no. Y sobre todo, cual guionista de la misma, comenzar a escribir los próximos capítulos.

Muchas han sido las cosas que me han sucedido en los últimos años. Y por suerte, la gran mayoría son buenas, aunque también las ha habido malas y no todos los capítulos han tenido final feliz. Vamos, como la vida misma…

Sin duda, uno de los aspectos más sustanciales de cambio en mi vida, ha sido el hecho de conseguir un cambio de gobierno en la Llagosta después de 28 años. La política, para mí, es una de esas tramas duraderas que aparecen en una serie y hacen que te mantengas enganchado. En la serie de mi vida, digamos que es uno de los hilos conductores desde hace mucho tiempo.

Hace un año, en septiembre de 2010, comenzamos a preparar las elecciones municipales. Comenzamos a escribir como queríamos que fuera nuestro próxima temporada en común y sobretodo, que valores y objetivos queríamos llegar a desarrollar y cumplir. Queríamos conseguir un cambio basado en el esfuerzo, en el equipo, en la transparencia, en la unidad y sobretodo en la ilusión de mujeres y hombres en un proyecto común. Nos creímos que en esta vida, lo mejor de la historia fue y será posible porque siempre hubo y habrá personas que no aceptaron lo establecido y se propusieron mejorarlo. Y en eso nos pusimos a trabajar, a escribir nuestros capítulos.

Un año después, analizar lo sucedido y ver ante tus ojos que has logrado tus objetivos, incluso que los has superado con mucha distancia es algo increíble. Más, haberlo conseguido junto a un equipo de mujeres y hombres, un equipo de personas maravillosas que cada día que pasa me aportan cosas nuevas y de los que siento que su presencia en los capítulos de mi vida va ser longeva.

Y lo más maravilloso de todo, es que en esta serie, en estos capítulos, todo, absolutamente todo, incluso lo que parece definitivamente hecho, pensado, establecido y aceptado, todo sin excepción es mejorable. Y seguro que en cada mejora que se realice, detrás de ella, habrá una de estas extraordinarias personas.

Plano aparte requiere mi faceta estrictamente personal. Quizás la parte de mi vida más llena de altibajos, positivos y negativos, cual montaña rusa. Como cualquier persona, estoy sujeto a las percepciones de la realidad que uno vive y siente y sujeto a los diferentes inputs sociales que se reciben. Así, como a los efectos de decisiones externas que entran de lleno en la órbita de nuestra realidad.

Esto, junto al tránsito formativo que la vida nos da, hace que cada día que pasa sea más sensible hacia algunas cosas, menos hacia otras, sepa discernir mucho más entre lo urgente y lo importante, entre la necesidad y el deseo. Sepa descifrar mejor que significan compañía y soledad. Que significa la amistad y quien o que hechos la representan. O valorar mejor cuando existe amor o afecto, o ambas cosas si se tercia. O que significa el concepto “familia”, más allá de un grupo de personas emparentadas. A esto supongo que algunos le llaman madurez. Para mí, simplemente es crecer en personalidad, en consciencia, en carácter. Forjarse, trabajarse uno mismo, como si de una escultura de barro se tratara, definiendo la forma a la cual queremos llegar.

Creo firmemente, que en estos años he ido tomando las decisiones acertadas en todo lo que refería a los capítulos de mi vida. Estoy seguro que no han gustado a todas y todos, pero si han sido decisiones fieles a lo que yo he pensado, valorado y analizado en cada momento. Y estoy seguro que también algún día me equivocaré. Equivocaré el camino y cometeré errores. Pero si algo tengo claro, es que llegado ese momento, no he de ir hacia atrás, sino tomar otra decisión y rectificar el camino, siempre mirando hacia delante. Lo difícil no es caerse, sino saberse levantar y seguir adelante.

Ahora, una vez analizados los últimos pasajes de mi vida, no hace falta volver a mirar hacia atrás. Toca mirar hacia delante para intuir y descubrir todo lo que se puede hacer, todo lo que puede venir, inyectando esperanza e ilusión a mis neuronas para que me ayuden a escribir nuevos capítulos de mi vida que, dentro de un tiempo pueda analizar y ver que han sido mucho mejores de los que han llegado hasta ahora. Y estoy seguro, por muchos motivos, que así será.