dimarts, 15 d’abril del 2008

La boda del año: por los novios y por el cura!!!

Al fin!! El sábado oficié la boda de Mónica y Fede. Toda una aventura llena de buenos y bonitos momentos. Quien me lo iba a decir a mi, que algún día iba a acabar casando a dos camaradas.

Todo estuvo muy bien. La novia preciosa, el novio lleno de nervios, la familia emocionada y los amigos y las amigas... ejem que decir de los amigos... con una alegría continua y acompañados siempre del "señor Barroso" (ya me entendeis, jeje).

Espero que la ceremonia les gustara. La verdad es que me costo encontrar las frases adecuadas para ese momento y que reflejaran lo que me une a ellos y lo que siento. Espero que no quedara muy ñoño. jeje.


Os dejo el poema de Jorge Luis Borges que les leí en un momento de la boda. A mi me gusto mucho.


Existen personas en nuestras vidas que nos hacen
felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo
muchas lunas pasar, más otras apenas vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de
nuestros amigos.

El primero que nace del brote es nuestro amigo
papá y nuestra amiga mamá, que nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio
para que puedan florecer como nosotros. Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

Más el destino nos presenta a otros amigos, los
cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son
verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.

Y a veces, uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies.

Más también hay de aquellos amigos por un tiempo,
tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos
acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes,
aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.
El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se
aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más
felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con
alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Os deseo, hojas de mi árbol, paz, amor, salud,
suerte y prosperidad.

Hoy y siempre… Simplemente porque cada persona
que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de si y se lleva un poco de nosotros.

Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de
los que no nos dejarán nada.

Esta es la mayor responsabilidad de nuestra
vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad.